La cantidad diaria máxima recomendada es consumir 50 gramos de azúcar. Sin embargo, la mayor parte no forma parte de un consumo consciente, sino del añadido por los fabricantes a los alimentos industriales que consumimos.
A continuación, les ofrecemos algunos consejos para llevar una vida igual de dulce consumiendo menos azúcar:
Sustituir fruta por zumo no es recomendable porque en este último caso el azúcar se metaboliza mucho más rápidamente, es decir, se comporta como azúcar libre. Aunque sean zumos naturales, consumimos muchas más calorías que ingiriendo una pieza de fruta (un zumo suele contener más cantidad) y no nos saciamos como cuando masticamos la fruta entera.
Para potenciar el sabor de platos “dulces”, yogures naturales, quesos batidos, etc, sin añadirle azúcar extra, se recomienda aprovechar el dulzor de las frutas maduras, de las frutas desecadas, el ácido de la ralladura de limón, lima o naranja, especias como canela, anís estrellado, jengibre en polvo o vainilla. El consejo de los especialistas es combinar fruta con verdura (apio, pepino, espinacas, zanahoria, etc), añadir 4-5 frutos secos, o semillas de lino, chía o avena para aumentar el aporte de fibra.
El desayuno es una de las comidas diarias donde es más fácil caer en el consumo excesivo de azúcar: entre galletas, cacao soluble, zumos, bollería, repostería, yogures de sabores y azucarados, postres lácteos, etc, la fiesta del azúcar está garantizada. Las recomendaciones es optar por yogures naturales con frutas frescas o purés de frutas hechos en casa y alternar con desayunos salados sanos: tostadas, aguacate, huevos, verduras, pescados, etc.
Olvídate de los endulzantes naturales también. Con esta moda de que todo lo natural es sano y todo lo procesado es malo, mucha gente piensa que son más sanas esas alternativas, cuando ellas siguen siendo bombas de relojería para nuestro páncreas.