Donald Trump se ha impuesto en 7 estados; el candidato de la ‘derecha religiosa’, Ted Cruz, en 2; y el hombre en torno al que se han agrupado los líderes republicanos como última esperanza para frenar al empresario, Marco Rubio, solo con 1.
Los resultados son los peores posibles para el liderazgo republicano y sus aliados en el mundo de la empresa. El partido detesta a Trump, pero todavía encuentra más intolerable a Ted Cruz, que en apenas 3 años en el Senado de EEUU, en Washington, ha logrado pelearse con todos y cada uno de sus compañeros.
Desde el punto de vista práctico, este ‘Supermartes’ supone un éxito absoluto para Trump. Su victoria ha sido en la parte más baja de las expectativas, pero tiene un elemento muy positivo: Trump ha ganado en estados muy diversos, como los izquierdistas Massachusetts y Vermont, los muy conservadores Alabama, Arkansas, Tennessee y Georgia, y el heterogéneo Virginia.
En términos de delegados, Donald Trump podría obtener 241 de los 595 en juego, por 170 de Cruz y 153 de Rubio, según las estimaciones provisionales del ‘New York Times’. El resto irían para Kasich y el otro candidato de la ‘derecha religiosa’, Ben Carson. Después de esta noche, Donald Trump tendría en torno a 320 delegados; Cruz, unos 190; y Rubio, alrededor de 170. Para conseguir la nominación hacen falta 1.237 delegados.
La puesta en escena de los candidatos tras la jornada fue el mejor reflejo de cómo valoraban sus resultados. Trump apareció todo lo presidencial que es capaz, flanqueado por el gobernador de New Jersey, Chris Christie -uno de los poquísimos políticos de importancia que le han apoyado- tras un atril que, precisamente, recordaba al que hay en la Casa Blanca para las comparecencias del presidente.