el socialista Pedro Sánchez no ha conseguido el apoyo del Congreso de los Diputados para ser investido presidente, al no haber obtenido la mayoría absoluta, tal y como se esperaba. Los 130 votos a favor de PSOE y Ciudadanos se han topado con un muro de 219 votos en contra.
El debate de investidura ha mutado en moción de censura a Sánchez, que ha ido a la Cámara Baja con ninguna esperanza de conseguir su objetivo a la primera y lo tendrá más que difícil, casi imposible, para tomar el camino a La Moncloa en la segunda votación de este viernes.
En esta sesión de investidura histórica han coincidido en el voto negativo partidos más que antagónicos. A un lado, PP; al otro, Podemos, las confluencias, IU y Compromís; y en medio, los partidos independentistas ERC y Democràcia i Llibertat. Tampoco han dado su apoyo a Sánchez PNV, EH Bildu, Foro Asturias y UPN.
Ha sido un debate parlamentario que se recordará por inédito, ágil, rápido, intenso, a ratos vibrante, y distinto. Por primera vez en la historia, el ganador de las elecciones generales ha hecho la réplica al que quedó segundo y, por primera vez, se han subido a la tribuna políticos que han revolucionado la escena política española y que marcarán el signo del próximo Gobierno en un escenario más que abierto.
El presidente en funciones, Mariano Rajoy, y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, con muy diferentes argumentos y estilos, han sido muy críticos con Sánchez, en particular; y con el PSOE, en general. Ambos han descalificado, ninguneado y ridiculizado el acuerdo de los socialistas con Ciudadanos.
Sánchez será el tercer candidato a la investidura que debe acudir a un segunda votación para intentar conseguir su objetivo, después de Leopoldo Calvo Sotelo en 1981 y José Luis Rodríguez Zapatero en 2008. Ellos sí lo lograron a la segunda, Sánchez necesita un milagro.