El balance definitivo del esperado “Supermartes” fue de 7 estados para Clinton y de 4 para Sanders, de modo que ambos pueden, de una manera u otra, considerarse victoriosos: la primera porque dio un golpe de autoridad y reivindicó con mayor fuerza, el título de favorita, y el segundo porque logró un resultado mejor de lo esperado.
Cabe destacar las victorias de Clinton en la mayoría de estados sureños que votaron en la jornada del martes (Georgia, Alabama, Tennessee, Arkansas y Texas), ya que en todos ellos la ex secretaria de Estado por lo menos dobló los resultados obtenidos por su rival, autoproclamado socialista democrático.
Queda claro que el sur es territorio hostil para Sanders, donde ha cosechado sus peores derrotas de lo que va de proceso de primarias: en Alabama, donde sufrió las mayores pérdidas, terminó más de 60 puntos porcentuales por debajo de Clinton.
En Texas, donde se repartía la mayor cifra de delegados de la noche, la ex secretaria de Estado le superó con más del doble de votos (32% a 66%) y en Georgia, el otro estado más poblado de los que votaron el martes, la diferencia fue todavía mayor: 28% para el senador frente al 71% de Clinton.
Massachusetts fue, sin duda, el estado más reñido de la noche para los demócratas y hubo que esperar hasta que el escrutinio superase el 90% para ver cómo Clinton lograba una mínima ventaja de dos puntos porcentuales sobre Sanders.
Sin embargo, ganar en Massachusetts fue un importante golpe por parte de la ex Secretaria del Estado ya que, por un lado, se apuntó la primera victoria de primarias en un estado claramente norteño; y por otro demostró que es capaz de ganar en la región de Nueva Inglaterra (noreste), donde Sanders se había hecho fuerte con las victorias en Nuevo Hampshire en febrero y Vermont el martes.